domingo, 28 de octubre de 2012

El abrazo de los peces




Bonito título para un documental que nos acerca a una realidad tan dura: el mundo de la sordoceguera.

A pesar de haber trabajado con personas ciegas en el pasado, no logro llegar a imaginarme lo que puede ser vivir sin oir y sin ver. Me siento en ventaja por los hijos que tengo y de alguna manera en deuda. 

El tema me sugiere hablar sobre Dios, la reencarnación, la aceptación de un hijo...pero el protagonismo de hoy va por este colectivo.

Siguiendo con el documental, ya el trailer conmueve. Merece la pena verlo. Cumple su función: acercar esta realidad al espectador, sensibilizar sin dramatizar y servir de terapia para el padre de Clarita, niña con sordoceguera congénita, que es el director del mismo.

Lo proyectaron en el centro cívico de mi pueblo ya que el único centro de España que acoge a personas con esta discapacidad fué construido aquí después de muchos esfuerzos por parte de los padres de estos niños que formaron la Asociación Apascide. El Centro Sor Angela de la Cruz está a punto de tener que cerrar ya que el Estado ha dejado de pagarles las subvenciones y los costes son muy elevados para poder ser asumidos por los padres. Cada usuario (persona sordociega) necesita un mediador para poder estar en contacto con la realidad. El lenguaje de signos para sordociegos es el único medio para que la persona no se encuentre aislada. Lo inauguró con bombo y platillo la Reina Doña Sofía y ahora sus furgonetas circulan por los campos de Andalucía empapeladas de gritos pidiendo ayuda y organizan todo lo que se les ocurre para poder recaudar lo que sea ( sus trabajadores llevan tiempo sin cobrar).

Y acabo con la noticia que leí ayer en una portada de que Amancio Ortega ha donado 20 millones de euros y con este fragmento del libro " El profeta " de mi amado Khalil Gibran donde habla sobre la dádiva ( limosna )

Dais muy poco cuando dais de lo que poseeis
Cuando verdaderamente dais es cuando dais algo de vosotros mismos.
Porque, ¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que conserváis y guardáis por temos a que podáis necesitarlas mañana?
Y mañana, ¿ Qué traerá el mañana al perro en exceso prudente que entierra huesos en el arenal sin caminos mientras sigue a los peregrinos a la ciudad sagrada?
¿ Y qué otra cosa es el temor a la necesidad, sino la necesidad misma?
Temer la sed cuando tienes la cisterna llena ¿ no es eso sed insaciable?

Hay unos que dan poco de lo mucho que tienen, y lo dan buscando reconocimiento; y su oculto deseo hace malsanos su dones.
Y hay unos que tienen poco y lo dan todo.
Son los que creen en la vida y en la generosidad, y su cofre nunca esta vacío.
Hay unos que dan con alegría, y esa alegría es su recompensa.
Y hay unos que dan con dolor, y ese dolor es su bautismo.
Y hay unos que dan y no sienten dolor al dar, ni buscan la alegría, ni dan por mor de ser virtuosos;
Dan como el arrayan, que desde el fondo del valle suelta su fragancia al espacio.
Por las manos de esos habla Dios, y desde el fondo de sus ojos sonríe Dios a la tierra.
Bien es dar cuando nos piden, pero mejor es dar sin que nos pidan, por comprensión;


A menudo decís:" Yo daría, pero solo a los que lo merecen".
No dicen eso los árboles en vuestro vergel, ni los rebaños en vuestro prados.
Dan para vivir, pues retener es perecer.
Con seguridad el que es digno de recibir los días y las noches es digno de todo lo demás que pueda venirle de ti.


Y sigue...

Solo añado algo: sea cual sea la motivación por la que Amancio Ortega ha hecho esta donación ( y podemos imaginarla todos), no hay mal que por bien no venga. Bien podría no haberlo hecho.

Por si alguien quiere saber mas sobre la situación del Centro Sor Angela de la Cruz.  

www.centrosantaangela.org



miércoles, 24 de octubre de 2012

Los chupones


Que nadie crea que voy a hablar de chupetes o bibis...no.
Este post va de los chupones de los olivos.

Recientemente nos han prestado un campito para que lo vayamos acondicionando a nuestro ritmo para los niños. Son muchos y sencillos los sueños que hemos depositado en este trocito de tierra. Lo que de momento estoy recibiendo de esta experiencia, es de largo mucho más de lo que yo pueda aportar.

Yo no sabía que esas ramitas que nacen de la base del tronco de los olivos se llaman chupones. Al parecer les llaman así porque su existencia implica que no llegue a las aceitunas toda la energía que necesitan para crecer. Esta era la razón que me dió Mónica cuando le pregunté que por qué las cortaba. La recogida de la aceituna es inminente, así que no le dije nada pero me quedé un poco perpleja, la verdad. Al cabo de unos días, cuando me acerqué al campo para despejarme y tratar de sanar mis altibajos emocionales, al ver los montones de "chupones" amontonados empecé a ver un paralelismo entre este generoso gesto por parte de mi amiga y la crianza con apego (por llamarla de alguna manera).
Perspectiva. Carezco de esta cualidad pero la vida me está enseñando que es muy necesaria. Junto con la confianza. Criar a mi hija así no da resultados inmediatos como puede darlos un método conductista. Mi hija no ha dejado de enfadarse, de pedirme cosas a las que tengo que decir que no, de llorar cuando está cansada o de darle un empujón a otro niño. A lo que estoy dedicando este esfuerzo es a la construcción de su autoestima y por supuesto de nuestro vínculo que hará que se sienta protegida por mi y no me tenga miedo ni haga las cosas por complacerme sino por voluntad propia. Y para creer en ello necesito la perspectiva y la confianza en el proceso. Al igual que Mónica y su generosidad con unas aceitunas que ni siquiera son suyas.

 Los "chupones" dan para mucho...también me hicieron pensar en esos hábitos, creencias, adicciones, pensamientos, relaciones que como estos, nos quitan la energía para vivir con alegría... Empuño el hacha con amor y vamos al lío!

Primeras mentiras


Es matemático, una menda (o sea, yo) se tambalea, y mi capacidad de estar presente disminuye. Una consecuencia: primera mentira de Magdalena.

Por suerte, una vez se inicia este camino, es una vía de no retorno... y la Sonia centrada, presente, que coexiste con la de ceño fruncido y barbilla adelantada, me susurra al oido: oye, hermosa, que este camino ya lo habiamos desandado...

Un niño miente porque un padre, en este caso, una madre, ha hecho o dicho algo que le empuja a ello. El claro responsable es el padre y por tanto, se merece un tirón de orejas.
Y esta es la historia de la primera mentira "con importancia" de Magdalena.

La relación de Magdalena con la comida me recuerda a mi relación con la comida cuando era pequeña. Soy consciente desde hace tiempo que hay algo que estoy haciendo mal, además de darle de comer delante de la tele (viejo hábito para lograr que comiera...venga otro tirón de orejas para esta madre).
Se que, al igual que con otros temas que van saliendo, algún día, la alimentación tendrá su momento de "iluminación" y empezaremos a caminar juntas por otro sendero mucho más sano en todos los sentidos. Por el momento, supongo que otros fuegos van llamando mi atención y los cubos no son infinitos.

La cuestión es que ese día me puse muy, pero que muy pesada con que comiera la fruta. Mi actitud era rígida, autoritaria y por ende, utilicé el chantaje. Y tuve mi merecido... La manzana fué a parar al cubo de la basura. Para ello eligió un momento en el que aparentemente para ella, yo estaba despistada. Está claro que no es la manera de conseguir las cosas. Quiero que coma fruta pero de esta manera estoy consiguiendo lo contrario de lo que pretendo: que la aborrezca. Así que me planteo ofrecérsela en momentos en que, por ejemplo, no estemos en casa, y en la bolsa del habitual picoteo, llevar fruta en lugar de galletas. También a la salida del colegio que se que sale con mucha hambre. Por otro lado, si acepta comerla en casa, dejar que tome la que le apetezca, ni más ni menos. 

Cuando ocurrió esto busqué en el libro y esto es lo que leí: Comportamientos basados en el miedo que los niños presentan cuando se sienten mínimamente inseguros:

Un niño que se siente inseguro ocultará sus acciones inaceptables...
Cuando las cosas salen mal, si el niño se siente culpable tenderá a mentir porque teme la reacción de los padres. Para impedir el hábito del niño de mentir o recurrir a otras acciones defensivas, debemos acabar con el miedo que provoca dichas acciones. Libre del miedo, el niño se sentirá cómodo para ser sincero. A veces, por mucho que se intente crear este entorno de seguridad, el niño puede seguir sintiéndose intimidado sólo porque es pequeño. Muéstrese sensible y respetuoso; no lo empuje mas allá de sus límites y no demuestre que ha "mentido"Si esconde la verdad, usted sabe que es porque no se siente seguro. Su objetivo consiste en aliviar la causa de su miedo

 Manos a la obra!!!

martes, 16 de octubre de 2012

Su ritmo, mi ritmo



Dice la autora en su capítulo 5 "Autonomía y poder"

Los niños con frecuencia se sienten indefensos porque son pequeños e inexpertos y viven en un mundo grande y rápido con máquinas que no pueden tocar,personas mayores y animales que les atemorizan, lugares donde no pueden ir solos, alturas que no alcanzan, cosas para las que necesitan ayuda, acontecimientos temibles y velocidades inalcanzables. Muchas de sus preocupaciones surgen de un sentimiento de indefensión.


Este puente del Pilar nos hemos quedado las dos solitas tete a tete y fulltime y he analizado en la práctica un tema que me venía "estirando de la manga" hacía semanas: los ritmos.

Todo empezó cuando inició el curso escolar y las dos nos tuvimos que ajustar a los horarios que habitualmente en verano brillan por su ausencia. Despertador a las 8,10 y 35 minutos para depertarla, desayunar, vestirla, peinarla y llegar al cole.
Una cosa la tengo muy clara ya que mi hijo Pablo siempre me lo dice: "Mamá, el despertar suave. No enciendas la luz ni subas la persiana al tope". Y haciendo el ejercicio de ponerme en sus zapatos, recordé mis despertares de adolescencia. Efectivamente, el efecto de la luz artificial junto con la toma de conciencia de tener que ir al instituto, eran un camino directo al denominado "enfado con el mundo" de los jóvenes.
Así que el despertar...cariñoso, suave, con la luz justa para que sepa que el sol la espera, sin prisa...

Cuando se ha tomado su desayuno con dibujitos y yo mi café (que la mayoría de las veces acompaño con la lectura del blog nosolounblog) es cuando a mi me entra el nervio ya que echo un ojo al reloj y veo que ya vamos tarde. Toca vestirse, peinarse, lavarse la cara...y es cuando Magdalena, contrariada por mi ritmo ( que se debe reflejar en mi cara ) decide que lo quiere hacer todo,  pero "a su ritmo" (uf, uf)

¿De qué sirve haber empezado el día como una mamá buena si a los 20 minutos me convierto en una bruja petarda?
Me he dado cuenta también que esta manía de acelerarme me sucede también cuando incluso no hay que ser puntual. Y en estos casos es donde yo quería auto-analizarme.
Puede ser que ella esté acabando de ver un capítulo de jelly jamm y  no permitir que lo acabe de ver "porque ya nos vamos". Si me paro a pensarlo reconozco que a mi me molestaría, y mucho,que no me permitieran acabar de ver, por ejemplo, el final de la peli Oficial y caballero "porque es hora de irse" cuando ni siquiera me han avisado de que nos íbamos a ir.

Creo que a veces  "ninguneo" a Magdalena y doy por sentado que conoce mis necesidades y que tiene que estar dispuesta a  satisfacerlas a mi ritmo.
Cuántas veces me desespero en el momento de que se tiene que subir a la sillita del coche. Hay veces que tenemos prisa de verdad pero otras no. He constatado que cuando se me activa ese chip de la rapidez, puedo perderme momentos mágicos.

El gran descubrimiento de este puente es que muchas veces va más lenta porque me está contando algo que le ha pasado y no se si porque es chiquita pero para expresarse, necesita pararse. Claro que si la interrumpo dándole prisa se va a sentir poco respetada! Y que hace una persona cuando no se siente escuchada y respetada? Se enfada, se resiste, se enfrenta...

Me duele en el corazón haberlo hecho e intentaré de ahora en adelante estar más atenta a estas aceleraciones de ritmo irracionales.
Esta toma de conciencia de que lo natural es adaptarse al niño y no al revés es una de las bases para iniciar el cambio que propone este libro. Si uno siente este concepto como una gran verdad, este libro le guiará en el camino. Si, en cambio, eres de los que piensa que los niños deben adaptarse a los padres, te pido que leas el post "percepción del amor" y decidas si lees el libro o no.

Cada uno educa a su manera y hay muchas formas de hacerlo.
Tú te lo guisas, tú te lo comes
Y un niño que no se ha sentido respetado, se te puede atragantar.

viernes, 12 de octubre de 2012

Llora...miarma

Ay...el llanto.
Ayer, parapetada tras mis gafas de sol, salí del cine después de haber llorado durante mas de una hora acompañada por todos los que acudieron a ver la película "Lo imposible". Creo que pocos de los que estábamos allí pretendiamos pasar la hora de siesta entre mocos y lágrimas pero la película y la historia era tan profundamente angustiante y preciosa a la vez, que mas de uno entramos en catarsis sin quererlo ni beberlo.
Hace unos diez años yo solo lograba llorar en el cine, allí me permitía abrir la caja de pandora y según el tema conectaba con los aspectos de mi vida que habían quedado irresueltos emocionalmente.
Lloramos por rabia, tristeza, alegría, gratitud, emoción compartida o contagiada e incluso como moneda de cambio para conseguir compasión, o sea, las conocidas lágrimas de cocodrilo.
Esta madrugada reflexionaba sobre el llanto y llegué a la conclusión de que si alguna vez usamos este recurso tan poco respetuoso, por una parte, con el interlocutor, lo que de verdad denota es un orgullo que no nos permite pedir el abrazo o el contacto o en algunas ocasiones, reconocer que nos hemos equivocado ( de manera que si lloramos, damos pena y evitamos que nos canten la caña ).  Podemos sentirnos manipulados si presenciamos ese tipo de lágrimas pero si logramos controlar el malestar y las ganas de salir corriendo, quizás podamos, incluso mentalmente, transmitirle amor a esa persona para que poco a poco deje de necesitar la compasión ajena y llegue ella misma a sanarse.
Rebecca Wild es su libro "Educar para ser, vivencias de una escuela activa" explica una situación que se dió en el jardín de infancia. Un grupo de unos 8 niños se encerraron espontaneamente en la casita de madera del patio para, sencillamente, llorar. Una vez se aseguró de que no requerían de su presencia y atendiendo a su petición de que los dejara "llorar solos", decidió respetar su necesidad de aquel día de dejar fluir en forma de lágrimas lo que fuera que necesitara salir de aquellas pequeñas almas que en el calor del pequeño grupo se habían sentido libres y no juzgadas para expresar dicha emoción.
Hay veces que desearía poder llorar ya que la situación lo "exige", como por ejemplo un entierro y otras veces me invade el llanto de la forma mas irracional, por ejemplo, viendo una procesión de semana santa.
Mi abuela paterna, madò cuay, le decía a su hijo pequeño, Pedro, cuando este lloraba: "Plora més fort!!". Hay que reconocer que era muy ingeniosa, supongo que debía pensar que como los niños tienen la manía de llevar la contraria, pues quizás así paraba de llorar.
La cuestión es que nuestra sociedad lleva muy mal el permitir el llanto y por tanto verlo como un simple desahogo sano e incluso terapeutico. La autora del libro defiende el derecho de los niños a ser consolados siempre cuando expresen sus emociones llorando.
Quizás estas personas a las que les cuesta mucho ver llorar a alguien y por tanto consolarle, son las que en su infancia mas vieron negado su derecho a expresarse y ahora, en la edad adulta, les resulta imposible enfrentar el llanto ajeno.
Mis amigas Monica ( la de Barcelona y la de Gerena) e Isabel trabajan conscientemente en contrarrestar esta presión social diciéndoles a sus hijos que lloren si necesitan llorar cuando ven como los niños mismos se auto-presionan a no llorar antes de entrar en clase. No llorar es portarse bien y encima supone premio. Entiendo que un profesor con 27 niños de ninguna manera puede fomentar que los niños den rienda suelta a sus sentimientos ya que se organizaría un gran caos. Aquí el problema radica en el corto y mal entendido periodo de adaptación y a la falta de maestros en las aulas.
Y ya para terminar este batiburrillo de hoy, una condena al método Estivill que como ya expliqué en un post anterior, yo misma apliqué con mi primer hijo. Las consecuencias de dicha práctica son nefastas para los niños y ahora que hay estudios hechos no hay excusa para seguir tales métodos.
Llorar no "ensancha los pulmones" como muchas veces se les dice a las madres primerizas que siguen su instinto maternal y cogen al niño cuando llora. Aquí no hay culpables hay falta de conciencia propia de una etapa de la historia.
Llorar cura miarma porque mi corazón, ahora si, quiere abrirse paso en tre mis pulmones y al fin, ser y sentir.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Berrinche en público


Tengo que reconocer a mi pesar que ayer no superé la prueba de ser yo misma. Mi necesidad de aprobación (que pensé tenía superada) hicieron que no comprendiera y atendiera la necesidad de Magdalena.

Ayer YO era la causa de su rabia y no me retiré a tiempo.

Resulta que estábamos en un descampado cercano a nuestra casa con sus amigos. Ella los adora, sobretodo al pequeño que tiene 5 años y puede presumir de tener ya, a su edad, una petición de mano (ella a él). La cuestión es que estaban trepando por unas piedras y haciendo equilibrios mientras el padre de los niños estaba plantando unos aloes en ese pedazo de tierra con la esperanza de que crezcan y por darles también la experiencia a los niños del contacto con la tierra.

De repente el mayor se fué a ayudar al padre y un poco mas tarde el pequeño hizo lo mismo despidiéndose tranquilamente con un Adiós. Magdalena cogió un enfado monumental e inmediatamente con los puños cerrados y la cara roja de rabia se puso a llorar. En mi intento por ayudarla, me dirigí hacia ella e intenté validarla.
No solo no sirvió de nada sino que se giró hacia mi y me dijo gritando que me fuera. Como yo no me movía porque no entendía nada, su volumen y enfado fueron creciendo a un nivel que de verdad asustaba. Interiormente intentaba darme una explicación y aunque no me despertó mi propia rabia (que en otro tiempo ya se yo lo que hubiera hecho), no era capaz de alejarme como ella me estaba pidiendo.
Tarde pero reaccioné y me alejé poniéndome detrás de una pared e inmediatamente paró. Me asomaba y chillaba...y así varias veces.

¿Por qué no fui capaz de alejarme la primera vez que me lo pidió si me estaba expresando su necesidad?

El hecho que que hubiera otra persona hizo que acto seguido se instalara la duda en mis pensamientos. ¿Debo tolerar que mi hija pida a gritos que me aleje? ¿Qué pensará el padre de los niños? ¿Que mi hijo me controla y me manda?

En vez de dedicar mi energía a controlar esos pensamientos y tener la claridad y la personalidad de alejarme y dejarla sola y más tarde, averiguar (o no) el por qué de su reacción, me mantuve al lado de ella con actitud tranquila pero que no le servía de nada a la niña...bueno sí, le servía para alimentar con razón su ira hacia mí dado que estaba haciendo lo contrario de lo que ella CLARO Y ALTO me pedía.

Está claro que hay un paso muy grande de leer, comprender a practicar. Lo había leido, "si usted intuye que es la causa de su ira, aléjese..."
Al final y gracias a sus iguales que le hicieron ver que no debía tratarme así ya que yo "la había parido" ( palabras textuales del niño mayor), se acercó a mi y me dijo que ya estaba bien.

Ya por la noche, durante nuestro rato especial, le pregunté que si me había gritado que me marchara porque creía que su amigo se había ido por mi culpa. Me contestó que sí.
Estoy segura que si me hubiera alejado la primera vez que me lo pidió le hubiera dado la oportunidad de resolver su conflicto con su amigo a su manera y hubiera estado disponible para ella en caso de que me necesitara. Pero con mi actitud la situé en la posición de "sola contra todos" ...ni mi madre ni mi amigo cubren mis necesidades...y eso...bien justifica la magnitud de sus emociones.

sábado, 6 de octubre de 2012

Conflictos entre hermanos


Imaginaos que estáis felizmente casados y vuestra pareja viene a casa un día con un nuevo cónyuge al que se supone que debéis aceptar, querer, cuidar y además ver como es el objeto de las carantoñas que antes os eran exclusivas...chúpate esa!

Este es el ejemplo con el que la autora nos hace entrar en situación respecto a este delicado tema...la llegada de un hermanito y las consecuencias a largo plazo que esta realidad puede acarrear si no somos conscientes del dolor que le supone al niño  "destronado".

Sobra decir que cada niño es un mundo y que no todos lo van a vivir de la misma manera..pero no me digais que este supuesto en el que nos coloca Naomi Aldort no os da un poquito de dolor de barriga.

En mi caso particular tengo que decir que Pablo nunca ha estado especialmente celoso de Magdalena. El tenía 11 años cuando ella nació y siempre he creido que el hecho de que ella sea mujer, no ha despertado la competitividad que en cambio si dificulta su relación con su hermano Nicolás, hijo en común de su padre con Vanessa, su actual esposa.
Alguna vez mi hijo me había comentado que odiaba a su hermano y que no podía evitarlo. Yo sabía por conversaciones con su padre que la relación era realmente mala, al punto de no poder dejarlos solos por miedo a que Pablo le pudiera hacer algún daño.
Lo que leí al respecto me pareció tan trangresor, por así decirlo, que llamé a Pablo a Barcelona para contárselo. Mientras se lo explicaba sabía que estaba 100 % atento y me dió la impresión de que se liberaba de la culpa.

Parece ser que los sentimientos negativos e incluso, los deseos de que el hermano desaparezca son habituales y comprensibles y que esas mismas "oscuras" emociones que el niño siente le provocan una gran desazón ya que ellos mismos se rechazan por tenerlas. O sea, además de sentirse abandonados, se sienten culpables.

La autora vivió esta realidad con sus hijos y explica que durante dos semanas, cuando el hijo mayor sentía ganas de dañar al pequeño, se iban a una habitación aparte y le ayudaba a verbalizar a través de la validación sus sentimientos respecto al hermano menor. Un muñeco que representaba a este último sirvió para que el niño representara todas su fantasías ( como por ejemplo, tirarlo a la basura). Al no sentirse juzgado y sentir la absoluta compresión y aceptación de la madre, pudo dar rienda suelta a sus emociones y finalmente dejarlas ir. Al cabo de dos semanas su comportamiento cambió radicalmente.

No es fácil pero es importante dar atención personalizada a todos los hijos, sobretodo si, como en mi caso, la diferencia de edad no facilita compartir planes. Magdalena jugaría al juego simbólico por horas y Pablo disfruta de que le mire mientras juega al Gran Turismo en la Play Station. No debo pretender que Pablo, por ser el más mayor, tenga la capacidad de hacerse cargo de la situación y sacrifique su merecido protagonismo.

También menciona que las relaciones entre hermanos sufren altos y bajos a lo largo de toda la vida y recomienda mucho disfrutar a tope de las apacibles épocas porque raro es que no vuelvan los días en que solo deseamos que llegue la noche y morfeo nos abrace a todos para pasar en completa armonía algunas horas del día.

jueves, 4 de octubre de 2012

Cómprame!!!!


Definitivamente...ir al Decathlon con Magdalena no es buena idea...o sí?
Es tentador no exponer a los niños a la atractiva oferta de las tiendas, hombre!...si nos cuesta a nosotros no ceder a las tentaciones...ahora, imaginémonos a ellos. Pero al igual que el ganar y perder o las situaciones conflictivas con sus iguales...estoy aprendiendo que no dejan de ser experiencias que puedo aprovechar para acompañarla en su desarrollo a través del dolor y los límites.

Fuimos al Decathlon para comprar un bastón de travesía del que se había encaprichado la semana anterior cuando fuimos a comprar unos zapatos de deporte. Una de sus bisabuelas le coló unos billetitos en su bolsillo y ella lo tenía claro: lo iba a gastar en el bastón morado.
Es curioso como a veces cuando conseguimos nuestro objeto de deseo perdemos el interés...a mí me pasa a veces, lo que de verdad disfruto es el camino, los obstáculos, las ensoñaciones...supongo que a algo así, pero en un sentido más profundo,  se refiere el famoso poema de Kavafis "Viaje a Itaca".

La cuestión es que a Magdalena ayer todo le seducía menos su ansiado bastón. Un traje de baño de buzo, una pelota...su padre y yo teniamos claro que no le íbamos a comprar nada más...y nos preparamos para marcar el límite pasara lo que pasara.
Y pasó lo que pasó...
El bastón pagado, Jesús al otro lado de las cajas y Magdalena agarrada al cesto de las pelotas. Muy entretenido! Los pensamientos automáticos empezaron a calentarme los ánimos. Hubo lágrimas y mocos pero nos mantuvimos en el NO. Me hubiera gustado decirle que era una caprichosa, desagradecida, insatisfecha...pero me controlé. La cogí en brazos e intenté que se sintiera querida a pesar de la rabieta.
Luego no pude evitar un " pues no vendremos más!" Pero bueno, uno hace lo que puede no? Este es un camino laaaaaaargo y a Itaca llegaremos algún día.

Luego tocaba Carrefour y hubo más de lo mismo...que si una esponja, el dan up, en fin, que nos tocó la interminable tarea de los NOes y sus correspondientes quejas.
Tengo que aceptarlo, todavía es muy pronto para que diferencie el SER y el TENER. Quisiera transmitirle todas estas cosas que voy aprendiendo porque he tenido la oportunidad de vivir en el TENER con todas sus consecuencias.

Creo que no me queda más remedio que permitir que experimente el TENER (con medida) y enseñarle con el ejemplo lo estupendo que es simplemente, SER.

martes, 2 de octubre de 2012

Reciclando pensamientos y emociones


Una de los efectos más beneficiosos que estoy notando desde que empecé a leer el libro es que ha aumentado mi capacidad para vivir el presente, es decir, estar aquí y ahora.
Recuerdo que una buena amiga, Alexina, me recomendó muchas veces que leyera el libro de Eckhart Tolle...nunca le hice caso. Reconozco que subestimé el potencial de cambio que esconde esta habilidad. Probablemente tampoco era mi momento. Siempre suele haber un detonante para que realice cambios en mi vida y el deseo de conectar con mis hijos ha sido el detonante de este nuevo aprendizaje.

Si estás Aquí y Ahora puedes dar marcha atrás a las reacciones automáticas heredadas y que están en nuestro subconsciente (casi siempre poco equilibradas, dicho sea de paso).
Ayer yendo en autobús a Sevilla estuve pensando en el reciclaje de pensamientos y emociones del día a día. Si estoy presente puedo reciclar mis pensamientos (= aplicar un proceso sobre un material para que se pueda volver a utilizar) y de esta alquimia obtener mucha información de mi persona y de mis areas a equilibrar.

Por ejemplo

Reciclo
Mi rechazo hacia las actitudes que los adultos tenemos respecto a los niños disfrutando cuando conseguimos que hagan cosas manifestando sumisión, pareciendo monos de feria
Transformo
Reflexiono sobre el miedo que tenemos a darles libertad.

Reciclo
El desconcierto que me causa mi relación con una mujer
Transformo
Analizo mi necesidad de caer bien y obtener reconocimiento

Reciclo
Mis expectativas de encontrar algún día a un compañero de viaje
Transformo
Asumo que vivir la experiencia de la soledad es paso imprescindible para llegar a conocerme.

Reciclo
La rabia por una multa por aparcar en un vado
Transformo
Chiquilla!!! Estate más atenta

Reciclo
Dificultad para practicar el autoerotismo
Transformo
Reflexiono sobre la frase "Amar es la necesidad de salir de uno mismo" (y también sobre esa sesión de tupper sex a la que no pienso faltar)

En fin....

lunes, 1 de octubre de 2012

Que rabia da perder!!!!


Creo que tener lo que llamamos un "mal perder" va directamente relacionado con querer siempre ganar, es decir, cuanto más nos guste ganar, peor encajaremos la derrota.
Me pregunto en qué momento se instala en las mentes de los niños eso de querer ganar siempre y como consecuencia directa, rabiar cuando se pierde. Aunque por lo que voy observando, unos lo llevan peor que otros.

Magdalena está empezando a manifestar un muy mal perder y para su padre y para mí, es algo que nos coge por sorpresa porque ninguno de los dos somos competitivos de carácter.
A mí personalmente no me gustan los juegos competitivos pero creo que sería una friki del copón si pretendiera que mi hija no viva las experiencias de derrota y victoria.  Me parece también muy interesante enseñarles a ganar, o sea, sin presumir...sin el típico baile de ganador chinchón...porque no hay necesidad de recrearse ya que tu victoria significa la derrota de otro.

Ayer se lió una gorda cuando Magdalena y su papá hicieron una carrera en casa y después de que ganara ella, Jesús decidió, justamente, apuntarse un tanto a su favor.
La rabieta fue monumental, de las que te dejan el suelo como los chorros del oro.
Bromas aparte, la pobre lo estaba pasando muy mal. Gritaba pidiendo que le dijéramos que había ganado. Después de casi dos meses de aplicar la validación y controlando los pensamientos automáticos, no nos fué difícil ponernos en sus zapatos aunque el espectáculo era duro de digerir. Intenté acercarme y me dijo gritando que quería estar sola. La respeté y aunque quería validarla de alguna manera, y al no permitirme abrazarla, no vimos más salida que quedarnos allí en silencio hasta que saliera del trance. Al cabo de unos minutos, Jesús le propuso hacer la última carrera con la clara intención de dejarla ganar. Aceptó, pero como si lo supiera...esa victoria no la sacó de su malestar. Al final pusimos la tele y las energías se fueron diluyendo con la caja tonta.

Yo tenía claro que había una manera mejor de hacerlo...pero no tenía ni idea de cuál.
Al día siguiente le pregunté si quería jugar al dominó y me dijo que sí pero que sin ganar y perder. Ella misma estaba evitando la posibilidad de perder ya que las emociones que había vivido el día anterior la habían sobrepasado. La entiendo...yo misma, cuando en alguna ocasión he perdido los papeles y me ha salido la bruja que llevo dentro, me he quedado asqueada de mí misma y como consecuencia he evitado tocar un tema o relacionarme con cierta persona.

Aproveché que estaba tranquila y le expliqué que a mí también me gusta más ganar que perder, pero que a veces ganamos y otras perdemos. No se me ocurrió nada mas que decirle.
Lo que estoy segura que no voy a hacer es decirle que tiene mal perder en plena rabieta, como en el pasado hacía con Pablo cuando era pequeño. La acompañaré y me aseguraré que siente que estoy de su parte.
Ah! Jugamos al dominó y ganó.
Salud!