miércoles, 10 de octubre de 2012

Berrinche en público


Tengo que reconocer a mi pesar que ayer no superé la prueba de ser yo misma. Mi necesidad de aprobación (que pensé tenía superada) hicieron que no comprendiera y atendiera la necesidad de Magdalena.

Ayer YO era la causa de su rabia y no me retiré a tiempo.

Resulta que estábamos en un descampado cercano a nuestra casa con sus amigos. Ella los adora, sobretodo al pequeño que tiene 5 años y puede presumir de tener ya, a su edad, una petición de mano (ella a él). La cuestión es que estaban trepando por unas piedras y haciendo equilibrios mientras el padre de los niños estaba plantando unos aloes en ese pedazo de tierra con la esperanza de que crezcan y por darles también la experiencia a los niños del contacto con la tierra.

De repente el mayor se fué a ayudar al padre y un poco mas tarde el pequeño hizo lo mismo despidiéndose tranquilamente con un Adiós. Magdalena cogió un enfado monumental e inmediatamente con los puños cerrados y la cara roja de rabia se puso a llorar. En mi intento por ayudarla, me dirigí hacia ella e intenté validarla.
No solo no sirvió de nada sino que se giró hacia mi y me dijo gritando que me fuera. Como yo no me movía porque no entendía nada, su volumen y enfado fueron creciendo a un nivel que de verdad asustaba. Interiormente intentaba darme una explicación y aunque no me despertó mi propia rabia (que en otro tiempo ya se yo lo que hubiera hecho), no era capaz de alejarme como ella me estaba pidiendo.
Tarde pero reaccioné y me alejé poniéndome detrás de una pared e inmediatamente paró. Me asomaba y chillaba...y así varias veces.

¿Por qué no fui capaz de alejarme la primera vez que me lo pidió si me estaba expresando su necesidad?

El hecho que que hubiera otra persona hizo que acto seguido se instalara la duda en mis pensamientos. ¿Debo tolerar que mi hija pida a gritos que me aleje? ¿Qué pensará el padre de los niños? ¿Que mi hijo me controla y me manda?

En vez de dedicar mi energía a controlar esos pensamientos y tener la claridad y la personalidad de alejarme y dejarla sola y más tarde, averiguar (o no) el por qué de su reacción, me mantuve al lado de ella con actitud tranquila pero que no le servía de nada a la niña...bueno sí, le servía para alimentar con razón su ira hacia mí dado que estaba haciendo lo contrario de lo que ella CLARO Y ALTO me pedía.

Está claro que hay un paso muy grande de leer, comprender a practicar. Lo había leido, "si usted intuye que es la causa de su ira, aléjese..."
Al final y gracias a sus iguales que le hicieron ver que no debía tratarme así ya que yo "la había parido" ( palabras textuales del niño mayor), se acercó a mi y me dijo que ya estaba bien.

Ya por la noche, durante nuestro rato especial, le pregunté que si me había gritado que me marchara porque creía que su amigo se había ido por mi culpa. Me contestó que sí.
Estoy segura que si me hubiera alejado la primera vez que me lo pidió le hubiera dado la oportunidad de resolver su conflicto con su amigo a su manera y hubiera estado disponible para ella en caso de que me necesitara. Pero con mi actitud la situé en la posición de "sola contra todos" ...ni mi madre ni mi amigo cubren mis necesidades...y eso...bien justifica la magnitud de sus emociones.

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