viernes, 28 de septiembre de 2012

La receta no existe


Hace unos días colgué un post con un artículo sobre los conflictos entre niños. El autor ofrece una visión nueva hacia estas situaciones inevitables del día a día y empieza su reflexión con lo que a día de hoy me está pareciendo que es una de las claves para enfrentarlos: ver los conflictos entre niños como una oportunidad de crecimiento emocional de adultos y niños.

Lo busqué en internet ya que el libro de Naomi no me ofrecía "recetas" para estos pequeños "dramas" diarios y Magdalena estaba empezando a desarrollar actitudes que por nuevas y escandalosas (por decirlo de alguna manera) me estaban sacando de mi estado de bienestar. De nuevo, mi necesidad de controlar la situación me impulsó a consultar libros, internet, a otras madres y a su propio padre.

El conflicto que se generó durante cuatro días seguidos fué el siguiente:
Como era habitual durante todo el verano, los niños de la calle venían a jugar a casa y todo iba bien hasta cierto momento en el que a Magdalena se le giraba el humor y no quería que cogieran ningún objeto al punto de acabar pataleando en el suelo gritando que quería que se marcharan. Esto sucedió con sus vecinitos y con un amiguito (con su madre presente).
En ambos casos me resultó muy violenta la situación principalmente por como se podían sentir los invitados. Reconozco que hasta pasados unos días, no pensé que también mi hija se merecía que hiciera el esfuerzo por comprenderla y averiguar porque razón llegaba a decir algo así.

Llegamos a conclusiones como que quizás se había hartado de recibir ella siempre a los niños y hacer el esfuerzo de compartir y que sería bueno que ella también viviera la experiencia de ir a otras casas para ponerse en el lugar del visitante.
También pensé en establecer unos límites en casa, quitar los juguetes mas queridos por ella...en fin...estuve unos días un poco perdida porque quería erradicar esa actitud...¿Lo veis claro no? La que no soportaba enfrentarse a la frustración de Magdalena era yo...porque me descontrolaba y me veía en un terreno desconocido y no quería equivocarme...QUERIA LA RECETA.

Esto lo he venido a descubrir de la mano de otra autora, Rebecca Wild.
Los adultos caen una y otra vez en la tentación de hacer también un sistema fijo y cerrado hasta de las relaciones respetuosas con los niños. Nos percatamos de este riesgo cuando oímos las típicas "preguntas receta"....

El deseo de querer hacerlo todo bien a menudo va acompañado de la esperanza de alcanzar este objetivo imitando a otros que tienen más experiencia. Pero como ninguna situación es igual a otra, y los adultos y los niños, "se hacen a sí mismos" en la interacción con estas circunstancias nunca idénticas, no queda otra solución que asumir el riesgo, vivir uno mismo, cometer errores y aprender de ellos, y de este modo poner también límites al ansia de seguridad y de resultados garantizados.

Y uniendo a Rebecca y a Naomi cuando dice:
Querer a un niño es estar de su parte independientemente de la impresión que demos a los demás. Como padres, debemos proteger la dignidad y bienestar de nuestro hijo.

No nos da la RECETA pero sí algunos ingredientes para acompañarles en los conflictos.
No se trata de aplaudir un desprecio, una agresión...usemos el sentido común. Supongo que se trata de hacer un sobreesfuerzo por no rechazar, ni interiormente y mucho menos exteriormente, a tu hijo...ya que en ese momento necesita de tu amor y guía más que nunca. Una vez se sienta querido es nuestra responsabilidad hacerle ver que esa actitud no es correcta.
¿Qué difícil eh?

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Separación padres


La autora hace alusión a la separación de pareja en un apartado muy corto en el que agrupa este tema con otras situaciones dolorosas como también puede ser la muerte.
Jesús y yo nos separamos hace seis meses y siempre tuvimos claro que nuestras diferencias no tenían que afectar a la hija que habíamos tenido en común. Al tener tres años no consideramos necesario ni adecuado explicarle nada concreto sino hacer énfasis en mantener la presencia de ambos en la vida diaria de Magdalena.

A veces las separaciones son inevitables y muchas de ellas son incluso convenientes para la salud emocional de todos (incluidos los niños). De nuevo, por respeto a Jesús, no profundizo en la relación pero si considero que quizás pueda servir que comparta algunas conclusiones.

Los niños perciben y a veces desarrollan enfermedades debido a nuestros desequilibrios emocionales. En nuestro caso, Magdalena dejó de enfermarse en cuanto nos separamos, y ha estado casi seis meses con excelente salud (la semana pasada, unos días después de iniciar el curso cogió el primer virus).

El perdón y la comprensión de que tu pareja lo ha hecho lo mejor que ha sabido, es fundamental. Cuando llegamos a una relación siendo una mitad en busca de la otra mitad...malo!

Todos, en mayor o menor medida, tenemos carencias emocionales que nos hacen actuar de manera que herimos a los que más queremos, pero está claro que si somos capaces de hacer autocrítica, el perdón y la compasión por el otro...llegan solos.
A ser posible, y si se ha podido perdonar (señal que se ha hecho autocrítica) dejar que sean las necesidades del niño/s las que marquen las visitas, no nuestras necesidades.

Ayer por primera vez en seis meses Magdalena pidió para ir a dormir a casa de su padre...¿Podéis imaginar la felicidad del papá? Montamos la cama los tres juntos y todo fué muy natural.
Como bien dijo después Jesús cuando me pasaba el parte por whats up: "esto es un paso pequeño que significa un avance grande".

Aprovechar la soledad para crecer personalmente y convertirnos en el tipo de persona que queremos atraer en un futuro. No os recomiendo seguir mi tendencia (que consigo a veces frenar) de buscar otra mitad y caer en la trampa de siempre.

Y como este post me lo va tener que colgar Jesús porque todavía estoy sin portátil, pues si además de corregirme los acentos (ehem) quieres aportar algo, me encantaría!

Amor y humor!


__Hola, soy Jesús, perdonen mi intromisión en blog ajeno, pero recojo la invitación con agrado, y con, también, algo de compromiso. Por nada del mundo quisiera dejar un post a la mitad! (O como diría la autora, bella en todas sus dimensiones, escribiré no la mitad sino mi parte completa).

Yo no soy nadie para deciros qué tenéis o qué no tenéis que hacer. Los consejos suelen ser, a veces, muy invasivos. Por tanto, al respecto, solo me cabe comentar mi experiencia.

Creo que el mundo marcharía mucho mejor si hiciéramos caso más a menudo a nuestra Intuición. O dicho de otra manera, si nos hiciéramos más caso. Muchas veces, en nuestro afán por hacer todo tan ordenado y perfecto, racionalizamos todo, aniquilando cualquier burbuja de oxígeno, de verdad, de camino. La Intuición que tenemos como padres, como personas, me parece auténticamente revolucionaria.

Mi segunda palabra clave es Naturalidad. Dejar que las cosas lleguen, caigan, se eleven en su momento. Hay un verso en una canción de Gémma y Pavel que dice: ...de alguna forma todo vuelve a empezar, el amor por su propio peso se eleva".
Pues eso.

Un saludo a l@s lector@s de este estupendo rincón!








lunes, 24 de septiembre de 2012

Y nuestros sueños?


Dice la autora
Aunque vivir con niños nos obliga a madurar e ir mas allá de dedicar nuestra vida a cumplir nuestros propios deseos, necesitamos prestar atención a nuestra propia satisfacción. Al alimentar y apoyar el desarrollo de otro ser humano para que cumpla sus sueños, se alimentan las propias aspiraciones de forma directa e indirecta; pero sus sueños no son los suyos, ni cumplirlos significa cumplir los suyos. Al unirse al viaje de su hijo, su propio crecimiento se ve favorecido de formas impredecibles que irá incorporando a su propio camino.

Acompañar al niño en su camino es verdaderamente un viaje a una tierra desconocida, y es la forma que tiene la naturaleza de hacerle vivir el ahora.

Estos son dos de las muchas y valiosas reflexiones que Naomi Aldort comparte en el capítulo titulado amor. Ya solo por lo que este capítulo nos aporta a los padres para nuestro propio crecimiento personal, merece la pena leerlo. Cada vez queda más claro que el éxito en la aplicación de estas recomendaciones depende directamente de nuestra evolución personal. Si no estamos dispuestos a evolucionar aunque sea a través del dolor, todo esto quedará en un libro mas de crianza que habremos leído.

Estoy en paro pero no paro...
Tengo sueños, proyectos, capacidades ocultas que poco a poco salen a la luz...me voy conociendo y aprendo a escucharme...me cuesta...mucho...

Mientras escribo esto sin un objetivo claro, Magdalena se acaba de acercar a mí y me ha señalado un muñequito que tengo en mi rincón...es un profesor...lo compré hace años en Brasil...no se muy bien por qué, ya que estudié Hostelería y luego he trabajado como Rehabilitadora de personas ciegas.
Probablemente, este sea uno de mis sueños...hacer algo relacionado con la educación...¿qué? ¿cómo? ¿cuándo?...no lo se...pero mi voz interior me dice que primero trabaje en mí, que es el mejor regalo que le puedo hacer a mis hijos y luego todo llegará.
Si no llego a conocerme bien, no sabré si mis proyectos son factibles y lo peor de todo, no creeré en mi lo suficiente para materializarlos.

Me propongo no sentirme menos porque estoy en paro.
Me propongo no machacarme y exigirme estar haciendo algo YA!
Me propongo seguir descubriendo mis habilidades peculiares y que sean mi sustento y el de mis hijos.
Me propongo seguir formándome en lo que me inspira.
Me propongo seguir rogando y con el mazo dando.
Porque estoy en paro...pero no paro.
Y si hago todo esto en realidad estaré contribuyendo a la futura sociedad porque mis hijos (y yo misma) no perderán años perdiéndose de su verdadero ser para volverse a encontrar (con suerte) pasados los treinta (con suerte).

Conflictos entre niños



Agradezco a Hendrik Vaneeckhaute la posibilidad de difundir su artículo.

Por Hendrik Vaneeckhaute


Los conflictos
Los conflictos son normales, saludables, necesarios y una fuente de crecimiento para los niños (y para los adultos). En la medida que logran solucionar los conflictos de forma satisfactoria, los niños tendrán una personalidad más fuerte y equilibrada y gozarán de una buena autoestima.
No hay que intentar evitar los conflictos y mucho menos intentar reprimirlos. Pero tampoco significa que no hay que tomar medidas que prevengan los conflictos en algunos casos (muchos niños con pocos acompañantes, niños muy pequeños, edades muy distintas, etc.).
Para saber cuándo y cómo intervenir en los conflictos, es necesario analizar primero el conflicto. Podemos distinguir entre los conflictos originados por un ambiente no-adecuado (los conflictos evitables) y aquellos conflictos que surgen desde la propia vivencia de límites, de la convivencia y de la necesidad de distinguirse como individuos del mundo que les rodea (los conflictos inevitables).
Los conflictos evitables, que surgen por el entorno no-adecuado tienen solución fácil: adecuar el entorno a las necesidades de los niños. Por entorno entendemos tanto el entorno emocional como físico. El entorno emocional adecuado asegura que los niños en todo momento tienen cubiertas sus necesidades emocionales, afectivas, intelectuales y físicas. Por entorno físico entendemos un espacio seguro, sin peligros activos, con materiales adecuados y suficientemente amplio. En un entorno con demasiados límites, donde no hay suficientes posibilidades de libertad de movimiento o donde los materiales no son adecuados o suficientes, las tensiones suelen crecer rápidamente.
El entorno emocional adecuado asegura que los niños se sienten amados y aceptados, lo cual permite que no entren en un proceso de activación de su agresividad (la energía vinculada al instinto de supervivencia) como forma de buscar salida a las frustraciones y a las llamadas de atención.
El entorno físico adecuado asegura que los niños se sienten con seguridad y autonomía para jugar y experimentar y para dar salida a la curiosidad y el deseo de entender y aprender.
Todos disponemos de agresividad, pero en la medida que tenemos satisfechas nuestras necesidades básicas y/o disponemos de canales de expresión y/o disponemos de medios para satisfacer estas necesidades, nuestra agresividad no se activa (o no supera ciertos límites más allá de mantenernos vivos).
La resolución de conflictos
Cuando un niño aprende que los conflictos se resuelven a través de la ley del más fuerte, aplicará este esquema también en su vida como adolescente y adulto y lo aprobará también en general en la sociedad (guerras justificadas, capitalismo salvaje, desigualdad social, etc.).
La violencia suele dar ‘resultados’ y ‘soluciones’ a corto plazo. Por eso es tan fácil que se aprenda y se aplique, a pesar de que las consecuencias a largo plazo son negativas.
A largo plazo, la violencia suele producir personas inseguras:
- O aplicarán la ley del más fuerte siempre que puedan y se esconderán detrás de una pantalla de persona físicamente o síquicamente fuerte –aunque este último suele mas bien traducirse en insensibilidad. (Estaríamos hablando en este caso en realidad de una persona dura.) En muchos casos necesitarán reconfirmar ese papel de persona fuerte, a través de por ejemplo una carrera profesional a todo coste o ejercer el papel de dominante en sus relaciones con otras personas. Llegando a la extrema contradicción: cuánto más violenta (más necesidad de expresar su superioridad) es la persona, más débil en el fondo se siente y es.
- O asumirán el papel de persona que se adapte siempre a las situaciones sin tomar en cuenta sus propios deseos. No opina, no se siente importante, hasta llegar al extremo de autolesionarse.
La resolución de los conflictos entre niños.
Los niños aprenden de los adultos como resolver los conflictos por tres vías:
1) El trato entre los adultos: como los padres y otras personas de referencia resuelven sus conflictos
2) Como los adultos tratan a los niños
3) Como los adultos manejan las relaciones entre los niños.
1) Si queremos que los niños no sean violentos entre ellos, es muy importante que las personas de referencia para los niños tampoco lo sean. Los niños (pequeños), en gran parte, aprenden a través de la imitación, y se comportarán según ven en su entorno. Aquí es muy importante señalar el efecto dañino de la televisión, sobre todo en niños pequeños. Horas de películas y dibujos animados en los cuales sus héroes resuelven una y otra vez sus conflictos de forma violenta, forman un ejemplo muy seguido y imitado por los niños. En sus juegos imitan a sus héroes, -más todavía si les compramos los atributos (armas) que utilizan- y así interiorizan estas actitudes como propias de una forma inconsciente. No importa si los niños ya un poco más mayores saben distinguir entre la realidad y la ficción, la interiorización de las actitudes y de los modelos para resolver los conflictos se hace de forma inconsciente, repitiendo una y otra vez las escenas. (Ese proceso de interiorización inconsciente también ocurre en los adultos, en este principio está basada la publicidad diaria y repetitiva.)
2) Los niños también aprenden de la forma como los adultos les tratan. Si no damos respuesta a sus necesidades, si pretendemos que nos obedezcan, si pensamos que les tenemos que explicar todo (porque nosotros lo sabemos y ellos no), intentamos convencer, no toleramos respuesta, gritamos, nos quejamos, insultamos, damos órdenes, etc., aplicamos una comunicación unidireccional del adulto (superior) hacia el niño (inferior). El niño aprenderá que el más fuerte impone su voluntad al más débil, y lo aplicará también. No atender las necesidades del niño, es una forma de violencia, en la cual el adulto ignora, es decir, convierte en un inferior absoluto, al niño. La reacción del niño será sobre todo una reacción de sumisión o de traslado de la agresividad a otros niños. Pocas veces los niños pequeños entrarán en reacción (una escalada) contra sus padres, las personas que más (les) ‘quieren’. (Cosa que puede cambiar en la adolescencia, y aun así se hará generalmente de forma indirecta, asumiendo actitudes que chocan a los padres.)
3) La tercera forma como los niños aprenden de los adultos a manejar los conflictos es como ven a los adultos manejar las relaciones entre los niños. En la medida que dejamos a los niños resolver sus conflictos de forma violenta, buscamos culpables (el malo), sólo intervenimos cuando la violencia sobrepasa ciertos límites, ignoramos o minimizamos la violencia y sus efectos o intervenimos de forma violenta, también les estaremos enseñando y confirmando este modelo violento.
Cuándo y cómo intervenir
Hay que distinguir entre conflictos puntuales y los conflictos ‘crónicos’, cuando un niño muestra una actitud conflictiva frente a otros niños de forma más constante, incluso sin que haya un conflicto concreto entre ellos.
A/ Conflictos puntuales
En caso de los conflictos evitables, la solución es adecuar el entorno. Si eso no es posible o en el caso de un conflicto no-evitable tenemos que pensar sobre el cuándo y el cómo intervenir.
¿Cuándo intervenir en conflictos puntuales?
1) En primera instancia dejamos que los niños experimenten y en muchos casos encuentren una solución por su propia cuenta. Aunque se crea un momento de tensión, aunque parece que las cosas van por mal camino, dejamos que los niños tengan la oportunidad y la experiencia de encontrar una solución. Eso sí, si vemos que la situación se vuelve tensa, o que un niño no se encuentra bien, nos acercamos, nos bajamos a su nivel (literalmente) y dejamos notar nuestra cercanía.
2) Cuando el conflicto se hace violento hace falta intervenir para evitar agresiones peligrosas y ayudar a encontrar una solución no violenta
3) En muchos casos no estaremos presentes cuando ocurre un conflicto con desenlace violento, y nuestra intervención es a posteriori.
Muchas veces se asume, en el punto 2), que no hay que intervenir cuando los dos niños ya son un poco mayores y sólo hacerlo cuando hay una gran desigualdad entre los niños, cuando son niños muy pequeños (menos de 3 años) o cuando la ‘solución’ del conflicto realmente se vuelve muy violenta. Creo que es una actitud errónea como reacción generalizada o regla fija, porque
a) los niños tienen ocasiones de sobra para experimentar la resolución de conflictos sin presencia y ayuda de un adulto;
b) la no-intervención del adulto presente durante la resolución violenta del conflicto les enseña a los niños que así se resuelven los conflictos. Y si el adulto sólo interviene en determinados momentos, les parecerá que toda la fase anterior a la intervención es una violencia tolerable o que ni siquiera es violencia;
c) es muy relativo lo que es muy violento (lo que determina el momento de la intervención del adulto). La violencia verbal y la actitud amenazante (en general ni siquiera considerada como violencia) también son muy dañinas;
d) la intervención del adulto es la oportunidad para acompañarles en el proceso creativo de encontrar soluciones y para experimentar otras formas de resolver los conflictos en su día a día. (Desafortunadamente los niños tienen en su entorno ejemplos de sobra de la resolución violenta de conflictos y carecen de otros ejemplos.);
e) se utiliza el argumento que así los niños se hacen fuertes para afrontar la vida en la sociedad, olvidando que es justamente la violencia que crea personas inseguras
f) también se dice que no hay que frenar o bloquear la agresividad del niño, pero no se trata de frenar la agresividad, sino de canalizarla de otra forma, justamente para llegar a soluciones más satisfactorias que hacen menos necesarias las expresiones violentas o la sobre-activación de la agresividad.
Tampoco hay que asustarse o dramatizar el hecho de que dos niños se pegan en un momento puntual. Son capaces de sobrellevarlo sin ningún problema si no conlleva un bloqueo del juego y si la violencia es simplemente expresión (puntual) de la agresividad vital en ese momento (mas que una forma de solucionar el conflicto). Prueba de ello es que muchas veces, a los pocos segundos, están otra vez jugando juntos. El problema está cuando vemos que es muy seguido, sistemático, desigual, bloquea el juego, o que sí influye en la actitud de los niños.
¿Cómo intervenir en conflictos puntuales?
1) No intervenir en un proceso de creación y solución de un conflicto cuando no es violento.
2) Intervenir en un conflicto concreto: parar el conflicto en el momento de que se vuelve violento. La intervención se hará con el objetivo de calmar a los niños, aclarar la situación del conflicto, y acompañarles en su búsqueda de soluciones. No se trata de proponerles la solución, más bien ayudarles a buscarla. Con niños pequeños se trata muchas veces de acompañarles en su frustración por no conseguir lo que en eso momento quieren.
3) Intervención posteriori: muchas veces intervenimos en un conflicto cuando el proceso de escalada ya está muy avanzada o cuando una de las partes involucradas pide ayuda o viene llorando. Es importante no buscar culpables, porque nuestra posible observación sólo se refiere a la última parte de la escalada del conflicto y no solemos saber como ha sido el proceso, y aunque lo supiéramos no nos ayudaría porque tampoco se trata de ‘castigar al culpable’. Es importante hacer un proceso de des-escalar el conflicto junto con los niños, no para buscar culpables pero con el objetivo de que se den cuenta de que ha habido tal escalada por las dos partes, y que muchas veces se había iniciado por un malentendido o por una acción accidental. Si lo hacemos de forma tranquila, los niños también se tranquilizarán, y les ayudará a darse cuenta cómo se construyen los conflictos y cómo se podrían resolver. La intervención posteriori a veces no se puede hacer de forma inmediata, porque los niños están demasiados exaltados, pero es importante retomar el tema en un momento más tranquilo, para que entiendan mejor lo que pasó y cómo podrían actuar de otra forma.
La intervención del adulto requiere tranquilidad, una actitud firme y a veces una gran creatividad para acompañar a los niños en el camino de una solución. Lo que no deberíamos hacer es castigar (tampoco indirectamente o sutilmente con nuestra actitud), buscar culpables o hacer lo mismo que el niño para que se dé cuenta cómo la otra persona se sintió.
B/ Conflictos ‘crónicos’.
Un niño mantiene una actitud violenta, no sólo en el momento de resolver conflictos puntuales, pero también se impone, aparentemente sin razón, con violencia frente a otros niños.
Es muy importante siempre distinguir entre la persona (que siempre aceptamos) y su actitud violenta (que no aceptamos). En ningún momento se trata de castigar al niño, sino de comunicar sobre su actitud. Comunicar quiere decir hablar y escuchar. Hablar para explicar nuestro rechazo a la actitud de violencia frente a otros niños, y escuchar los sentimientos y las necesidades del niño. Y también comunicar sobre las soluciones. Con una actitud violenta un niño nos está diciendo algo, y si rechazamos su actitud violenta, no quiere decir que rechazamos su mensaje.
En realidad se trata de un conflicto evitable que requiere una intervención integral.
Por un lado habrá que trabajar las causas (un entorno físico o emocional no-adecuado) que generan este mensaje expresado de manera violenta, del otro lado no podemos esperar hasta que algo cambie, porque suele ser un proceso largo para detectar bien las causas y encontrar soluciones para ellas. Por ello también hay que trabajar la forma de expresar el mensaje. Buscar, dialogando, mecanismos para canalizar la energía (de frustración, agresividad, dolor, etc.) del niño de una forma que no sea violenta para los demás – ni para el niño mismo. Por ejemplo a través de más juegos físicos, deporte, mimos, creatividad, etc. Se trata de un proceso comunicativo con el niño para encontrar estos canales. Aquí es importante captar los señales en la actitud del niño que apuntan a un acumulo de agresividad y ayudarle al niño a ser consciente de ello (ayudarle en autogestionar esa energía o agresividad).

viernes, 21 de septiembre de 2012

Cosquillas


Dice la autora
 Hacer cosquillas es una actividad típicamente iniciada por los adultos, aunque a la mayoría de las personas no les gusta que les hagan cosquillas, y no es algo que haríamos a otro adulto. Entonces ¿Por qué pensamos que a los niños les gusta?
En realidad los niños detestan que les hagan cosquillas, a menos que conserven el control durante el juego y su duración.

La risa incontrolable que provocan las cosquillas no es una expresión libre de alegría
es una abuso similar a cualquier otro dolor físico.

...sentirse así puede incitar al niño a exteriorizar su malestar a través de la agresión u otras acciones destructivas. Además del dolor que provocan las cosquillas, el niño aprende a abusar físicamente de otra persona y a sucumbir al abuso físico
en ocasiones pueden disfrutar del juego siempre y cuando conserven su poder.

Hoy he encontrado esta información mientras buscaba el el índice del libro, alguna guía a la hora de acompañar a Magdalena cuando surgen los típicos conflictos entre niños de estas edades, es decir, casi siempre a la hora de compartir los objetos propios y ajenos.
Me ha llamado la atención que hubiera un apartado llamado COSQUILLAS.

Lo que habéis leido al inicio del post, no se si os ha sorprendido..a mi muchísimo!  Reconozco que al principio me ha parecido un poco exagerado así que en cuanto hemos llegado del cole le he preguntado a Magdalena ¿te gusta cuando te hago cosquillas? Su respuesta ha sido NO ( con cara de respuesta obvia ).

Cuando la experiencia, un libro o alguien me descubre que algo no era tal y como yo pensaba que era, sino que estaba equivocada, me siento liberada y agradecida. Creo que nuestro sistema de creencias en general necesita ser puesto en duda.
Hoy "solo sé que no sé nada".

A partir de hora solo cosquillas consentidas!

lunes, 10 de septiembre de 2012

Meter en vereda





 "Hay que empezar a meterlos en vereda"

Esta frase dicha inocentemente por una señora a un padre de un niño de 3 años encierra la verdadera enfermedad de nuestra sociedad: control, poder, egocentrismo, autoritarismo...

Nosotros, los adultos del siglo XX, somos el principal obstáculo para el desarrollo pleno de nuestros niños. 

¿Por qué hay que meter en vereda a nadie? de verdad, creo seriamente que estamos intoxicados. 

Es triste que todos los outsiders de las veredas seamos hoy considerados como los locos, los vagos, los hippys, perroflautas, utópicos.. 

Hoy estoy un poco enfadada porque no me queda mas remedio que montarme en el carro de la ACEPTACION. Y mañana en el del OPTIMISMO, y el otro en el de la ACCION para empezar a pensar qué puedo hacer yo, como madre, para aportar mi grano de arena a la educación de mi hija.

Me despido con esta canción de John Mayer que expresa exactamente como alguien se puede sentir cuando se da cuenta de que la vereda no es el mundo real..No such thing. Abajo pongo la letra traducida.

Descorramos el velo para nuestros hijos ante de que sea tarde y nos lo echen en cara.


Bienvenido al mundo real”, me dijo:
condescendientemente
toma asiento
Mira tu vida
Ponla en blanco y negro
Yo nunca he vivido el sueño de los reyes de baile
y las reinas del drama
Me gusta pensar que lo mejor de mí
aún se esconde
en la manga
Les encanta decir
permanecer dentro de las líneas
pero  hay algo  mejor
en el otro lado
Quiero correr por los pasillos de mi escuela
Quiero gritar en el
con todas mis fuerzas
Me acabo de enterar que no hay tal cosa como el mundo real
sólo una mentira que tienes que superar
Así que los chicos buenos
y las niñas toman el camino llamado derecho
se desvaneció sombreros blancos
créditos acaparamiento
tal vez las transferencias
que leen todos los libros,
pero no pueden encontrar las respuestas
y todos nuestros padres
que se van haciendo mayores
Me pregunto si desearon algo mejor
mientras  en sus memorias
tragedias pequeñas
Les encanta decir

permanecer dentro de las líneas
pero algo es mejor
en el otro lado
Quiero correr por los pasillos de mi escuela
Quiero gritar en el
con todas mis fuerzas
Me acabo de enterar que no hay tal cosa como el mundo real
sólo una mentira que tiene que elevarse por encima de
Soy invencible
mientras estoy vivo
...

domingo, 9 de septiembre de 2012

Y si no te escucho, GRITA!


Mamá, no me miras!


Jesús, María y José...pensé. Yo, escribiendo un blog sobre crianza, explicando al personal lo importante que es dar atención y allí estaba, devorándome las últimas tendencias de decoración de la revista de Ikea, repantingada en la hamaca mientras mi hijo hacía de todo para captar mi mirada.

Tienes razón Pablo, dije..y me acordé avergonzada de lo que había leído.

"Siga ofreciendo su afecto a su hijo adolescente. Lo necesita mucho, pero no se atreve a pedirlo. Los chicos no suelen recibir suficiente afecto a esta edad"

"Los niños que tienden a expresar su estrés con agresividad también suelen ser los que no gustan demasiado de las caricias de los padres.  Esto puede ser el resultado de sentirse culpables y poco merecedores, o puede ser parte de su naturaleza sensible"

"Con el afecto crece la autoestima, se estimulan los buenos sentimientos y la inteligencia, se reduce la ira y las emociones violentas, se desarrolla un cuerpo sano y se favorece el desarrollo de la cercanía y el cariño"

La situación que sucedió fue la siguiente:

Estábamos en la piscina y Pablo empezó a hacer una cosa que siempre me ha sacado de quicio, literalmente, y que por tanto, siempre le he prohibido: GRITAR. Al dejar la revista y mis preocupaciones sobre su decisión pendiente, tuve que estar presente y atenta a mis pensamientos automáticos.

Sus gritos son una mezcla de sonidos trogloditas, sonidos guturales, acompañados de movimientos y gestos propios de los luchadores de smack down. Totalmente insoportable. Pero me dije...déjale expresarse, a ver que pasa. ¿Y si lo necesita? ¿Y si es su forma de sacar la ira contenida? ¿Sus frustraciones? ¿Su dolor?

En ese momento mientras le dejaba gritar, superando la estúpida verguencitis de " que iban a pensar los vecinos", me acordé de aquella sesión de yoga en la que Pepa ( por cierto, fantástica terapeuta) nos propuso un ejercicio en el que teniamos que gritar desde el estómago, acompañando el grito de un gesto con los brazos. De siete personas fuí la única incapaz de hacerlo. Una mezcla de verguenza ( por no decir, snobismo) e incapacidad para permitirme sacar, voluntariamente, algo no armonioso como es un grito, me llevaron a un ataque de risa tonta incontrolable. Pensé que no debía subestimar la posibilidad de que gritar podía ser un excelente desahogo.

Ver a Pablo tan contento y feliz haciendo su show, con su madre mirándole y sin recriminarle fué algo super bonito ( aunque visto desde afuera, era todo menos bonito, ja,ja)

Así estuvo muuuuucho rato, yo esperando que acabara pronto, claro está. Y, si, al final paró, con aquella cara y aquel estado en que nos quedamos después de un pedazo de orgasmo: Relajaditos, relajaditos.

Cuando volví de llevarle al aeropuerto, y aprovechando que Magdalena estaba en Chipiona con su papi, me propuse ir a un sendero que había descubierto en uno de esos paseos en coche para pensar, dispuesta a GRITAR mis particulares frustraciones y ansias.

No pude, no lo necesité, en verdad. La naturaleza y una manada de 30 caballos sueltos de camino al rio para beber, se encargaron de apaciguar mi corazón para acabar diciéndome a mi misma: Todo está bien.

Quizás debamos dejar GRITAR mas a nuestros hijos cuando veamos que lo necesitan. No gratuitamente, está claro. Observándolos con atención lo sabremos. Y quien sabe!! 

Quizás gritan para llamar nuestra atención y si se la damos entera e incondicionalmente, griten menos.

Feliz domingo de fin de verano.




martes, 4 de septiembre de 2012

Mentiras piadosas?



" No llores que esta tarde vamos por chucherías"
Esta ha sido la primera frase que he escuchado esta mañana al abrir la ventana de mi cocina. No he podido menos que sonreir. El vecino de enfrente de un niño de dos añitos al que llevaban a la guardería, llorando, se ha compadecido y ha faltado a la verdad diciendo una frase con un buen fin, pero totalmente discutible.

Esta costumbre de decir mentiras a los niños está bien vista, aceptada y lo peor de todo, usada indiscriminadamente por todos sin pararnos a pensar que hay otras maneras, mucho mas respetuosas, de conseguir que hagan lo que necesitamos que hagan, que paren de llorar o que vean la vida como queremos que la vean.

¿Por qué hacemos esto? Pues probablemente porque es un camino facilísimo para conseguir lo que queremos..bueno, fácil hasta que el niño se da cuenta, porque no es tonto, de que esa chuche no llega, que el hombre del saco no existe o que el rosa no es exclusivo de las niñas.

No son mentiras inofensivas en mi opinión, por dos razones:
Los niños, repito, no son tontos, y a la larga seguiran nuestro ejemplo de decir mentirijillas, puesto que no lo consideraran un valor en su vida. Y peor lo tendremos si nos dedicamos a llenarnos la boca de frases que ensalcen la verdad. Por Dios, seamos serios y consecuentes.
Yo, la primera.

La otra razón es que encubre nuestra falta de herramientas para enfrentar los distintos retos que nos presentan los niños. Y esto, es lo que nos toca trabajar.
Nos cuesta poner Límites ya que normalmente vendrá acompañado de una rabieta y nos cuesta manejarlas sin entrar en la desesperación. Así que..¿Qué tal un...?

"No vayas allí que está la bruja" ( por ejemplo)


Hombre! Estas en particular son de lo peor porque encima de mentiras, utilizan el miedo para conseguir nuestro propósito. Inaceptable...pero es verdad que lo hemos escuchado toda la vida, hemos crecido con ellas y somos adultos normales...

Ehem!!! Discrepo.

Por mi parte utilizo habitualmente una mentira y reconozco que es para evitar enfrentarme a su llanto. Cuando tengo que irme a algún sitio, normalmente digo que voy al médico porque descubrí que era la única excusa que aceptaba para separarse de mi. Quizás ha llegado el momento de decirle la verdad y que tenga que aceptar que su madre tiene amigas y necesidades de socializar, por tanto, es lícito que pase cierto tiempo sin ella.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Auto-crítica


Dice la autora en un apartado del capítulo dedicado al Amor:

"Los niños no parecen sentirse conectados por medio del amor si se les ofrece sólo una atención parcial"


"Si se juega con el niño mientras se lee, se habla por teléfono o se dormita, el niño no obtiene su dosis de cariño"



"Algunos padres temen mimar al niño si lo convierten en el centro de atención. Pero la atención no es lo mismo que organizar la vida alrededor del niño"



"para mejorar la experiencia del niño, proporciónele atención individualizada sin interrupciones y durante este tiempo deje que el niño lidere la situación. El niño necesita constatar que es tan importante en su vida que está usted dispuesto a posponer la lectura, las tareas domésticas, el papeleo, los recados, las llamadas y las visitas a sus amigos para pasar tiempo con él. Si tiene mas de un hijo deberá planificarse"



"Prestar atención es lo esencial en el amor. Requiere una completa aceptación del niño, seguir su dirección y responder a su manera de conectar con nosotros"



"Lo que cada niño necesita lo define cada uno de ellos"



Cuando acabé de leer este apartado del capítulo 2 me planteé seriamente hacer una autocrítica de la calidad de la atención que le doy a Magdalena y a Pablo ( cuando pasa unos días con nosotras). Esperaba salir airosa, la verdad, pero también sabía que después de esa obligada reflexión, me tocaría, siendo consecuente, arrimar un poco mas el hombro y aumentar o mejorar esa atención.


Esto me recuerda al proverbio chino que leí recientemente en el blog del Director del IES de mi pueblo Tierra Próspera

"Los caminos fáciles no llevan lejos"

Inicié la auditoría partiendo de la última frase que he transcrito la cual indica que son los niños quienes definen lo que necesitan en relación a la atención.

Creo que todos sabemos lo que mas les gusta a nuestros hijos, pues debería ser sencillo no? bueno, pues no lo es. Por ejemplo, a mi me cuesta bastante jugar al juego simbólico que apenas ella está empezando a experimentar y debido a su edad, lo necesita. Ahora estamos con montar una casa con multitud de objetos que forman un gran círculo y luego nadamos en el lago y hacemos un pastel imaginario. Haciendo la debida autocrítica diré que es una actividad que el 90% de las veces me da mucha pereza y reconozco que no participo como se merece, es decir, estando presente. Mi mente divaga en otras cosas, cuando toca nadar en el lago hago lo justo ( también en parte por mi hernia discal que la verdad, tirarme al suelo duro, pues como que no!). Sí, es verdad, podría ponerle mas ganas y lo voy a intentar. 

Otra de las cosas que le encanta y no pincho en ello, son los cuentos. A la hora de la siesta y por la noche le cuento uno o dos cuentos hasta que se duerme. El cuento fue mi salvación a la hora de dejar la teta para dormir. Tenía 2 años y medio y empezamos con Gloria Fuertes (estupenda!!). A raíz de la experiencia ya no hemos parado y nos encanta a las dos.

La música! Aquí entra su padre (pedazo de padre, por cierto). En casa de Jesús experimenta con el piano, la música clásica, la percusión y todo lo relacionado con la música a un nivel mas intuitivo. En mi casa cubrimos su necesidad con cantajuegos y recientemente nos dedicamos a bajar las letras de sus canciones favoritas y las aprendemos juntas.

La pintura es algo que también le encanta y no hay día que no pintemos un rato con temperas, ceras o rotuladores. Al principio, cuando me pedía que la acompañara en esos ratos, también me daba pereza. Poco a poco fui empezando a coger los colores y dejarme llevar. Hoy me he sorprendido a mi misma pensando que mañana voy a comprar mas variedad de tonos de ceras..pero porque me hacían falta para mi propio dibujo! 

Y otra forma de quererla, según la autora es dejarle hacer lo que ella quiere siempre y cuando no sea peligroso. Que quiere elegir su ropa y resulta que se pone unos calcetines fucsia con las sandalias rosa claro y un short amarillo..pues oye! me muerdo la lengua antes de decir.¿estás loca? ¿no ves que esos colores no pegan? Dicho así, suena a chorrada, pero no lo es. ¿Quién soy yo para enseñarle sobre colores? si ahora combino lo que en mi juventud me parecía impensable porque "no pegaba". Que desarrolle su propio estilo y combinaciones no es darle un capricho, es permitirle ser. 

¿Que me quiere ayudar a pasar la fregona? Pues aunque se que lo hará mal, pues la dejo. Y luego, cuando no me vea, si hace falta, lo hago otra vez. Si freno su voluntad propia de ayudarme porque no lo vaya a hacer perfecto, creo que me estaría equivocando.

¿Que, como hoy ha sucedido, quiere ir a casa del papá en bicicleta sin pedales? pues le dejo. Porque hasta que ella no se de cuenta por su propia experiencia de que es imposible que llegue ya que está bastante lejos ( 5 minutos para un adulto) pues no va a dejar de insistirme cada día porque, sencillamente, le hace ilusión. Claro está, sabiendo que en un whats up vendría el papá a recogerla si hacía falta. No hubiera servido de nada que le hubiera explicado mil veces que está demasiado lejos y no es que no confíe en mi, es que tienen que experimentar activamente y aprender de los "fracasos". Sólo tenemos que acompañarles y luego consolarles si hace falta. Nada del clásico "te lo había dicho"...a mi por lo menos, esa frase, me da urticaria.

Otra de las cosas que me toca plantearme seriamente cambiar es el hábito que tengo de darle de comer delante de la tele. Ella come como un pajarito y aunque está por encima del peso para su edad, es de esas cosas que nos cuesta a las madres entender. Que su barriguita pide lo que necesita!!!! ya, ya..pero yo dale que te pego a enchufarle el máximo de cucharadas posible. Bueno..pues ya es hora de cambiar. Se come en la cocina con su santa madre y a ver que pasa. ¿Que voy a gastar mas energía? seguro. ¿Que es la mar de cómodo hacerlo mientras ve la tele? También. Pero en cuanto empiece el cole cambiamos rutina. He dicho!

Y por hoy no me extiendo mas..Pablo será el protagonista de los próximos post ya que viene a visitarnos unos días.

Amor y humor!





sábado, 1 de septiembre de 2012

Mas libre


Hoy me siento más libre, y no precisamente porque lleve casi 24 horas siendo solo yo, Sonia, exenta temporalmente de mis responsabilidades de madre.
Además de disfrutar de mi sesión de cine, de paseo, de escaparates, de tapeo y confidencias a la luz de la luna llena azul, de llorada a moco tendido, de periódico y de limpieza de baños, he tenido la oportunidad de interiorizar un poco más el capítulo dos que se titula AMOR.

Ya he transcrito algunos párrafos en anteriores post y es que el tema se merece que ahonde mas en él.  A mi me está sirviendo mucho para descubrir que es posible llegar a superar la tendencia que tenemos los seres humanos al prejuicio a través de la comprensión del otro y de sus circunstancias.
Esto, hoy, me hace sentirme mas libre.

Recuerdo que cuando empecé a tomarme en serio mi crecimiento como persona, este era uno de los hábitos que más me avergonzaba tener. Es que a veces criticamos por criticar! Por más que me esforzaba y lograba avances en otras áreas, esta me llegó a preocupar seriamente.
Gracias a este libro estoy dejando atrás algunas formas de prejuicio y dando cabida en mi interior a una capacidad de amar diferente.

¿ A qué me refiero ?

Pues que me he sorprendido a mi misma entendiendo y no juzgando a otras madres cuando escucho frases como estas:
Uf! Qué ganas tengo de que empiecen el cole.
Casi prefiero irme a trabajar que pasarme el día con los niños.
¿Adaptación en P3? ¿Para qué? Si los niños se adaptan a todo.

A ver...estas madres han sido educadas en el viejo paradigma y es normal que se vean desbordadas al ver convertidos sus días de teóricas vacaciones en un sinfín de gritos, amenazas y castigos (como bien especifica el título del libro). ¿ Cómo no van a desear que empiece el cole? Lo que en realidad desean es dejar de verse ellas mismas como las brujas de turno. Si están en el cole, no tienen que enfrentarse a las múltiples necesidades del niño, a sus rabietas, a la pérdida de control de las infinitas situaciones que se dan con ellos. ¿Podemos juzgar como malas madres a estas mujeres? Yo creo que no. Ellas mismas acarrean sus propias heridas en sus corazones de niñas que fueron criadas en la negación. Es posible que esa madre que no quiere que haya adaptación en P3, no lo vea necesario porque fué criada para sobrevivir, "porque la vida es dura y tenemos que ser fuertes y defendernos". Si dejo el niño en la entrada y me voy, le veré llorar un momento. Si hago la adaptación deberé acompañarle en su vulnerabilidad en la nueva situación, y eso puede despertar viejas heridas enterradas en el subconsciente.

Y ahora mas de uno pensará..si bueno, pero es que hay algunas que realmente son unas holgazanas, pasotas...etc..Ok, pero ¿Qué sabemos de su infancia? Probablemente nada. Una infancia difícil justifica un trato deficiente a un hijo? Pues no se que decir...
¿Qué significa justificar? Está claro que no aplaudo a esa madre, pero intento comprenderla a ella como un ser humano y sus circunstancias.
No le hago un favor criticándola o echándome las manos a la cabeza. San Francisco creyó en la conversión de los ladrones y les dió amor y compasión ¿No será esa una alternativa posible hacia esas actitudes que nos cuesta comprender?

No puedo tirar la primera piedra ni la última. Ya he dicho alguna vez que mi hijo Pablo está pagando mi falta de conciencia en este tema durante 13 años.
Me propongo continuar y buscar la manera, respetuosa, de trasladar mi experiencia a otras madres, no solo a través del blog, también aprovechando las reuniones de las Asociaciones de padres o sencillamente montando en un futuro talleres en mi casa.
Los padres de hoy en día necesitamos ayuda y quizás sea el momento de volver a ser una tribu y cuidarnos todos a todos.