martes, 28 de agosto de 2012

Establecer prioridades



Dice la autora

"Una manera que tiene el niño de expresar sus necesidades consiste en realizar peticiones. El bebé recurre al llanto y otras muestras físicas; el niño pequeño comunica sus necesidades con comportamientos y palabras. Responda a las peticiones del niño pequeño dispuesto a interrumpir su actividad. Esté preparado para decir "Sí" y hacer lo que sea para ayudarle en sus aspiraciones y satisfacer sus necesidades. Los platos sucios pueden esperar;el alma del niño, no; Una llamada telefónica puede posponerse; el amor, no"

"La sensación de ser querido llega al niño al saber que es más importante que las cosas y los horarios. Responder con prontitud a las necesidades del niño no significa que nunca se pueda pedir al niño que espere a que acabemos algo. A medida que se hace mayor, y cuando se siente seguro de su amor por él, poco a poco aprenderá también a adaptarse a sus necesidades. Confíe en el proceso para que salga del niño como algo natural. Deje que el tome la iniciativa para estar seguro de que no actúa para ganarse su amor"

Cuando leí esto me acordé de mi amiga Mónica de Sant Cugat. Casi siempre que hablamos, en algún momento de la conversación dice algo parecido a: "Sonia, si vieras la casa como la tengo". Siempre nos reimos cuando lo comentamos. Mónica, tus hijos te tienen siempre que te necesitan y a la casa, con perdón, que le dén!. Ella es muy intuitiva y desde que es madre ha tenido claro que las necesidades de los niños son lo primero. Mi caso es diferente ya que tengo una lucha interna que hace que esto me resulte muy, muy difícil.

Tuve una madre un poco obsesionada con la limpieza  y aunque siempre me dije que nunca sería así, parece que he heredado esta obsesión. Cuando venía a mi casa solía hacerme notar la falta de orden y limpieza. Al final acabé teniendo la costumbre de limpiar a fondo cuando sabía que iba a venir a verme y en la actualidad ya no necesito que venga ( por desgracia, ya no puede), hay una vocecita dentro de mi que me indica uno a uno todos los puntos de la casa que necesitan ser limpiados, ordenados, organizados...

Hablando con amigas he sabido que la mayoría de las madres de esa generación eran muy aplicadas en su limpieza, probablemente porque una casa limpia era símbolo de ser una buena ama de casa y se vivía muy de cara a la galería. Siempre parece que volvemos a lo mismo: búsqueda de aprobación y reconocimiento en los demás porque no se ha podido aprender a hacer las cosas por voluntad propia. 

Cuando me di cuenta de esto y de lo limitante que era para mi, me obligué a fulminar a esa vocecita en cuanto aparecía con otra mas bondadosa que me decía "Sonia, puede esperar" "lo haces muy bien" "Esto no es prioritario ahora" "¿A quién le importan tus cristales sucios?" "¿A quién haces daño si tu ropa no está planchada" " no te auto-esclavices" etcétera, etcétera

Ahora limpio por voluntad propia, no para que si alguien entra, vea la casa limpia. Además, todas las cristaleras de mi casa son una auténtica obra de arte..Cómo no? cientos de huellas de manos y pies de niños jugando libremente.

Una servidora, el día de hoy se queda con la frase: "Los platos sucios pueden esperar, el alma del niño, No"












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